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Desequilibrados

El santo

Media docena de niños abaleaban  trigo  junto al muro  de  la Misión  antes del anochecer. Poco más allá, frente al portalón de entrada, un puñado de feligreses, a las ordenes del padre Michel que lucía  despojado de  sus hábitos claretianos, se entretenía levantando un pequeño altar con basto y luctuoso mortero, algunas  piedras y lo más, cascotes o serraduras de otras fábricas cercanas, antaño  gloriosas y  ya derrumbadas. Me acerqué con el jeep  y sin apearme,  apoyando los brazos  en el volante,  comencé a hablar: 
        

-A esa cosa  que están construyendo,  en mi tierra la llaman peirón. Abundan y se ven a la entrada  o  en las cercanías de los pueblos y villas.  A unos los tienen por hitos cidianos, de  otros dicen que señalan los lugares donde antes hubo miliarios romanos y   los  leídos  coinciden al  atestiguar que  la mayor parte de aquellos que siguen en pie,  fueron alzados con  devoción por  la cristiandad para honrar a sus santos . Sean lo que sean,  a todos  los que yo pude ver  los corona una férrea cruz y casi todos contienen  la imagen de un santo.
-         ¿Qué santo va a colocar, padre?  Preguntó una mujer del grupo de clerizones que contemplaban y auxiliaban la  sacra labor.
-         Si, ¿qué santo?  Preguntaba otro
-         Si, ¿qué santo? ¿Qué santo? Querían saber todos
-         Que nos ayude el licenciado.  A ver,  señor, ¿qué santo le parece que merece nuestra atención?  Dijo Michel  imponiendo paz
-         Bueno, todos sabemos que hay  muchas santas mujeres y preclaros  varones  en la historia del catolicismo, amén de la multitud de virgenes que pueblan  el santoral.  Son varios los afamados nombres que se me ocurren,  así que..........  propongo que me permitan escribir algunos de ellos  en unos papelitos y  los echan en un sombrero. Que el padre  Michel  extraiga uno al azar  y sea  ese el santo que  refugie el peirón.
Todos estuvieron de acuerdo.
 

Un instante antes de que el padre Michel desdoblara el papel, arranqué el auto y  sonriendo,  agité la mano señalando la  despedida. Mi interés por conocer el nombre era nulo, en todas las papeletas había escrito lo mismo:
“ El santo prepucio”.
 

 

6 comentarios

white -

como comprenderá, quise decir error no erro

white -

señor blind, perdone usted mi torpeza, pero no sabía que en el cuadrado de web ya estaba escrito el http://, le aseguro que no es falta de interés sino desconocimiento. Le agradezco la atención tenida conmigo para enmendar dicho error. Ah y enhorabuena por su gran humor, por esas risas tan espontáneas con los fallos de una pobre ignorante, agradecida por sacarme de mi erro, que repito, no falta de interés. Saludos

Corazón... -

Jajaja, muy divertido blind... Cuánta imaginación.

Espero que no le lleven veladoras como tú a San Judas ;) (Sí como no!!!)

;o)

white -

JAJAJAJA, Me hubiera gustado ver las caras de los feligreses. Un saludito

Piruleta -

Pues le estoy cogiendo mucho gusto a Bryan Adams. La canción de hoy creo que la conocía, pero no sabía ni el título ni de quién era.
Me gusta, sí.

Piruleta -

JAJAJAJAJAJAJAJA...

¡OJO!


¡No confundir con San Apapucio!
(mmmjjj JAJAJAJAJAJAJAJ...)