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Desequilibrados

Crece

Mi niña, cómo corre el tiempo y con qué calma.
Me sorprendo pensando en un destino que se haga cargo de ti, de mí, de todos. Nunca creí en él, ni siquiera ahora lo hago, pero es tan fácil, tan cómodo...
Consciencia, conciencia.

9 comentarios

white -

¿Hay realmente un destino que se ocupa de nosotros? y si es así dón de reclamar?

_Mary_ -

¡¡Blind!!
Me han llenado de ternura estas palabras, algún día mi Padre me dijo algo similar. Yo fui su consentida -de los tres hermanos que somos-, solo cambió un poco su actitud -celo natural de padre-, cuando me vio por primera vez con mi novio.
Yo si creo en el destino, siempre hay alguna razón, para que sucedan las cosas.
Saludos desde México.

white -

Destino, que cruel palabra que roba voluntades. Saluditos

Naranja -

no, el asntispam sólo nos hace saber en qué vivimos...

Heliotropo -

Es, entonces, el destino ese arma desconocida que decide que el antispam se crea que estamos en junio?

Naranja -

quizá, precisamente, el destino esté en nuestra mano...no hay porque tener miedo...
bueno, quizá sí, para quien se tema un poquito a si mismo.

D -

No me gusta demasiado pensar en que exista un destino porque parece como si uno no tuviese el control de su vida y eso acojona algo eh.

nati -

Destinos hay muchos, o lo que es lo mismo ninguno. No nos olvidemos de la mariposa que aletea en Pekin.

Piruleta -

Mi niña, el destino es una palabra. Una idéa. Pienso que no hay nada hecho. O dicho de otra manera...
¡EL DESTINO ES PARA QUIEN LO TRABAJA!